Tu Corazón | 05 oct. 2018
Paro cardíaco
¿Qué es un paro cardiaco?
El paro cardíaco es la cesación de la función de bomba del corazón. La principal función del corazón es la de bombear la sangre hacia las arterias para que lleguen el oxígeno y otros nutrientes a los tejidos. La principal causa de paro cardíaco es el infarto. También hay causas extracardíacas que pueden llevar al paro cardíaco como la hipoxia en el ahogado o la hipovolemia en una hemorragia.
El mecanismo más frecuente de paro cardiaco, como consecuencia de un infarto, es una arritmia muy grave llamada fibrilación ventricular. Esta arritmia puede presentarse como consecuencia de la falta brusca de oxígeno provocada por la oclusión de una arteria coronaria. La fibrilación ventricular genera un caos en la actividad eléctrica del corazón que se vuelve mecánicamente ineficiente, y como consecuencia, el corazón deja de bombear efectivamente la sangre.
¿Cuáles son las señales de alerta de un paro cardíaco?
Frente a un paro cardíaco, la persona afectada se desploma, pierde la conciencia, deja de responder, de respirar normalmente y pierde el pulso.
¿Cómo actuar?
La muerte cerebral y la muerte clínica comienzan a ocurrir entre 4 a 6 minutos después de un paro cardíaco. Por eso, frente a estas señales de alerta, si una persona cae inconsciente, lo primero que debe hacerse es llamar al 107 o el número local de emergencias médicas y comenzar rápidamente las maniobras de Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Se calcula que por cada minuto de demora en comenzarlas, se pierde un 10% de posibilidad de sobrevida y más allá de los 5 minutos la probabilidad se reduce considerablemente. La RCP puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.
Si nunca hiciste el curso de RCP, seguí estos pasos:
- Verifica que la escena sea segura para vos ( electricidad, gas, humo, etc),
- Asegurate de que la víctima se encuentre sobre a una superficie firme,
- Mové a la persona para ver si responde,
- Si no responde, llama al 107 o al número local de emergencias médicas,
- Observa si respira con normalidad
- Si no respira con normalidad, o no respira, coloca tu cuerpo ( de rodillas) de manera perpendicular al de la víctima ( adulta),
- Pone una mano sobre el centro del pecho y la otra por encima, y con los brazos firmes y sin flexionar los codos comenzá a realizar compresiones con fuerza, rápidamente y de manera constante (el ritmo y frecuencia debe ser de, al menos, 100 compresiones por minuto). Trata de hacerlo hasta que la víctima se recupere, o hasta la llegada de la ambulancia.
Si es posible y existe la disponibilidad, emplear un Desfibrilador Externo Automático* (DEA).